miércoles 12, marzo 2025
Economía

El próximo Gobierno de Alemania se enfrenta a «un acto de equilibrio fiscal casi imposible»

Alemania tiene que dar un paso al frente en materia de política fiscal para salir del atolladero económico en el que se encuentra. Los temores sobre un crecimiento pírrico este año son más que evidentes, máxime después de las políticas arancelarias de Donald Trump. El próximo Gobierno tiene un reto fuerte el próximo año: afianzar el crecimiento mediante inversión pública y, al mismo tiempo, aumentar el gasto en Defensa. Mientras que los mercados creen que hay margen para aumentar el endeudamiento, los expertos llaman a la cautela.

El presidente del Instituto Ifo de estudios económicos, con sede en Múnich, Clemens Fuest, asegura que la política fiscal del próximo Gobierno «presenta un acto de equilibrio casi imposible: se necesitan recortes de impuestos para superar el estancamiento económico, pero es imperativo un gasto en Defensa significativamente mayor».

Ante esto, parece que los inversores y muchos expertos menos conservadores en lo económico tienen una solución clara: «hay margen para pedir más préstamos».

Esta postura poco ortodoxa es algo inusual, máxime en un momento en el que hasta el Fondo Monetario Internacional está advirtiendo a los países que rebajen sus altos niveles de endeudamiento. La propia directora gerente de la entidad multilateral, Kristalina Georgieva, aseguró que es «esencial» para «reconstruir los amortiguadores» para el próximo golpe económico.

De hecho, los gobiernos del mundo están bajo el ojo de los que se conoce como «vigilantes de los bonos» debido al gasto excesivo debido a los enormes porcentajes de déficit público que presentan sus cuentas públicas.

Pero Alemania no es uno de estos países, ya que el Schuldenbremse, o mecanismo constitucional de freno a la deuda, ha permitido a la locomotora de Europa tener unas cuentas públicas saneadas, puesto que no permite al país endeudarse más allá del 60% del PIB y reduce el déficit al 0,35% del total de su economía. Es por eso que el bono alemán se toma como referencia a la hora de calcular el coste de financiación de otros países europeos. Lo que se conoce como la prima de riesgo.

Durante mucho tiempo, esta disciplina autoimpuesta dejó a las cuentas públicas germanas con una carga de deuda muy baja, lo que le proporciona un amplio margen para poder endeudarse en el caso de que la economía necesite un estímulo extra, como es el caso actual. A diferencia de lo que pudiese pasar con otros países, esta rectitud en su política fiscal genera confianza en los mercados, que acogerían con bastante agrado el hecho de que decidiesen emitir más deuda, debido a que en Europa no hay bonos de primera calidad que los gestores de fondos puedan comprar.

El director global de investigación de políticas macroeconómicas de State Street Global Advisors, Elliot Hentov, dice que es paradógico el hecho de que «una de las grandes ventajas competitivas que le quedan a Alemania es el espacio fiscal del país».

Es por eso que el director del Ifo, Clemens Fuest, reitera que depender únicamente de la deuda para financiar el gasto adicional que necesita la economía «es un error». El experto es más ortodoxo e incluso dice que «sería peligroso». Su propuesta de endeudamiento va de la mano de una reestructuración del gasto: «La recuperación económica no es posible sin reestructuración del gasto y reformas orientadas al crecimiento».

Según Fuest, los planes financieros del gobierno saliente, encabezado por el socialdemócrata Olaf Scholz, son aumentar el presupuesto de Defensa al 2,5% del PIB para 2028. Esto «crearía un déficit fiscal de aproximadamente 70.000 millones de euros», advierte el experto.

Si bien los recortes de impuestos se amortizarían parcialmente por su efecto sobre el crecimiento económico, este efecto sería limitado. Como resultado, el déficit podría superar rápidamente los 100.000 millones de euros, calculan desde el Ifo.

La economía germana está completamente estancada. Lleva dos años en recesión y el crecimiento para 2025 presume ser pírrico, en el entorno del 0,2% al 0,5%, y los expertos se decantan por la base de esta horquilla.

Los políticos alemanes creen que cada vez es más necesario un mayor endeudamiento para financiar el gasto en Defensa y así lo han manifestado en la campaña electoral para estas elecciones. Pero para eso hay que reformar la Constitución y ninguno ha dejado claro cómo va a ser esa reforma del Schuldenbremse para dar más manga ancha al endeudamiento.

El candidato de la CDU, Frederich Merz, es el potencial ganador de estos comicios, según los sondeos, y seguramente se alce como Canciller en la próxima legislatura. El democristiano se manifestó partidario de seguir conservando el freno a la deuda pero con modificaciones. La opinión pública, en general, sigue oponiéndose a abrir el endeudamiento, pero cada vez surgen más voces a favor de endeudarse para salvar la economía del país.

En un informe remitido por el banco de inversión Nomura, aseguran que es posible que CDU «esté cada vez más dispuesto» a discutir una reforma fiscal y flexibilizar los mecanismos de control de deuda «para no perder votos en sus baluartes más afectados por los aranceles estadounidenses». Incluso la propia excanciller Angela Merkel, introductora de este mecanismo en 2008, se mostró a favor de reformar el Schuldenbremse.

Sin ir más lejos, el propio Bundesbank (Banco Central), su presidente, Joachim Nagel, sugirió en el Foro de Davos, a principios de año, que es posible hacer una reforma del freno a la deuda «orientada a la estabilidad» y que favorezca la inversión. Desde la entidad anunciaron que presentarían su propuesta de reforma tras los comicios de este domingo.

Desde el sector privado, la estratega de tasas de ABN AMRO, Sonia Renoult, reitera que los políticos alemanes deberían considerar hacer una transición hacia un nuevo modelo económico en lugar de intentar perpetuar el antiguo. «Es crucial para restablecer la confianza entre las empresas, los consumidores y los inversores», aseveró la experta.

Plan fiscal

Pero Fuest tiene sus reticencias acerca del endeudamiento sin un plan fiscal que lo acompañe: «El endeudamiento permite trasladar al futuro la decisión sobre quién tiene que soportar la carga, pero nada más. Mientras tanto, el aumento de la deuda pública conduce a un aumento de los tipos de interés y a un desplazamiento de la inversión privada. Si la política monetaria lo permite, el resultado es también una mayor inflación».

En este sentido, el experto recalca que tiene que haber una reestructuración «inmediata y gradual» del gasto público a lo largo de varios años. Para él, la solución está en reducir los subsidios y reformar el sistema de Seguridad Social con el objetivo de limitar el incremento del gasto público, al mismo tiempo que se produce una desregularización, reduciendo los trámites burocráticos, lo que implicaría el aumento de los ingresos públicos.

De hecho, basa sus argumentos en un estudio reciente del propio instituto Ifo que muestra que, si en 2015 se hubieran implementado reformas similares a las que se implementaron en Suecia, el PIB de Alemania habría aumentado en 146.000 millones de euros al año a partir de 2022. Esto proporcionaría al estado al menos 30.000 millones de euros adicionales en ingresos fiscales anuales. Incluso si estas reformas no entraran en vigor de inmediato, pro eso Fuest cree que deben implementarse urgentemente.

Hay margen para endeudarse

Los expertos entrevistados el año pasado por Bloomberg aseguran que el mercado podría digerir una deuda adicional equivalente al 5% del PIB, aproximadamente 220.000 millones de euros y, con el tiempo, hasta 400.000 millones de euros en la próxima década.

Los estrategas de Société Générale creen que el rendimiento del bono a 10 años aumentaría en una media de 30 puntos básicos por cada 100.000 millones de euros adicionales de oferta neta.

Pero cuanta más deuda financie la inversión y el crecimiento, «más receptivos se van a mostrar los mercados», aseguró Beer Koutny, responsable de tasas internacionales en Vanguard.

El experto reitera que si los alemanes hiciesen como Francia y usasen la deuda para financiar el gasto diario, «entonces habría un problema». En cambio, el experto considera que a Alemania le sucedería algo parecido a Estados Unidos, que tiene una deuda enorme pero un crecimiento sólido: «Si se puede aumentar el crecimiento en un punto porcentual o más, de repente todas estas preocupaciones desaparecen con bastante rapidez».

Asimismo, los expertos reiteran que la deuda emitida por Alemania encontraría refugio seguro en fondos de pensiones, aseguradoras y bancos europeos. Todas estas entidades necesitan activos de alta calidad y a largo plazo, algo de lo que Europa carece. El Viejo Continente lleva mucho tiempo sin un mercado de líquido que le permita competir con los 28 millones de dólares de bonos del Tesoro estadounidense que están en circulación, que se consideran el activo más seguro del mundo.

Solo Alemania, junto con Países Bajos y Luxemburgo, son los únicos países de la eurozona que tienen calificación AAA de las tres principales agencias de calificación.

Por otro lado, no solo Alemania se vería beneficiada de una flexibilización fiscal por parte del próximo Gobierno Federal. Aunque sea una economía estancada, sigue siendo el motor de Europa y el aumento del gasto repercutiría a toda la eurozona. «Si Alemania empieza a ser un poco menos tacaña en lo que se refiere al gasto, eso tendría impacto positivo e impulso fiscal en Europa durante los próximos años», dijo el estratega jefe de inversiones europeas de BCA Research, Mathieu Savary.

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