miércoles 22, enero 2025
Economía

El milagro económico del Singapur africano se calienta con un hallazgo de petróleo que promete alargar el boom

Perdido en medio del vasto continente africano, hay un pequeño país que ha desafiado las leyes de la probabilidad y la historia para emerger como un ejemplo de superación social y económica. Tras el genocidio de 1994, que dejó un millón de muertos y un país completamente devastado, la nación ha trazado un camino de transformación que algunos califican como «milagroso». En palabras del presidente Paul Kagame, quien lideró la recuperación tras la tragedia, «hemos aprendido lecciones que deben guiarnos para construir nuestro futuro». Este país ha multiplicado su renta per cápita por cuatro desde principios de los 2000 y ha sido comparado con Singapur, una de las naciones más ricas del mundo… y también más autoritarias. Ahora, que el ritmo de crecimiento ha empezado a perder un poco de intensidad (solo un poco), el país ha hallado petróleo en sus tierras, lo que le va a permitir subirse a la ola del crudo que ya están surfeando varios países del continente, lo que supondrá un estímulo extra.

El progreso de Ruanda ha sido vertiginoso. Según el think tank británico CEBR, la economía del país ha crecido a un promedio anual superior al 7% desde el año 2000, posicionándose como una de las más dinámicas del continente. En 2024, el producto interior bruto per cápita ajustado a paridad de poder adquisitivo alcanzó los 3.747 dólares (según el FMI supera los 5.200 dólares en el mismo indicador), situándose un 34,2% por encima de los niveles de 2019. En los próximos 15 años, se prevé que Ruanda suba rápidamente en la Clasificación Económica Mundial. El CEBR prevé que su posición pasará del puesto 141 en 2024 al 123 en 2039, lo que supone una mejora considerable de 18 puestos en la clasificación. Este cálculo está hecho sin tener en cuenta el crudo que empezará a generar ingresos más pronto que tarde. El Gobierno ha generado un entorno amigable para las empresas, el turismo e incluso la tecnología, además de haber puesto la educación en un primer lugar, logrando elevados niveles de escolarización respecto a otros países del entorno.

Desde el CEBR explican, además, que a diferencia de muchas otras economías que luchan contra una alta inflación, Ruanda logró mantener el crecimiento de los precios al consumidor en un nivel moderado, del 4,9% en 2024, al tiempo que registró un fuerte crecimiento de la producción. El crecimiento estimado de los precios al consumidor durante 2024 superó ligeramente la tasa de inflación media de la década anterior a 2022, del 4,5%. En cuanto al PIB, en los próximos cinco años, se prevé que la tasa anual de crecimiento aumente hasta una media del 7,2%. Entre 2030 y 2039, el CEBR prevé que la tasa media de crecimiento del PIB se reduzca ligeramente hasta el 7,1% anual. Una tasa mucho más elevada que la de países comparables.

Reconstrucción desde las cenizas

La reconstrucción de Ruanda comenzó con una prioridad clara: la reconciliación nacional. El sistema tradicional de justicia comunitaria, conocido como gacaca, jugó un papel crucial para sanar las heridas. Entre 2002 y 2012, estas cortes juzgaron 1,9 millones de casos relacionados con el genocidio, permitiendo que las víctimas conocieran la verdad sobre sus familiares y que los culpables asumieran sus responsabilidades. A nivel institucional, el gobierno adoptó un enfoque pragmático y centralizado para garantizar la estabilidad. Según un informe de la UNESCO, la introducción de prácticas como los contratos de rendimiento (imihigo) ayudó a mejorar la eficiencia de los servicios públicos y a consolidar una administración basada en la meritocracia. La apuesta por la inclusión y la tecnología Ruanda también se ha destacado por su enfoque inclusivo.

La participación de las mujeres en la vida pública es notable, con el 62% de los escaños parlamentarios ocupados por mujeres, la proporción más alta del mundo. Además, el acceso a la educación y la sanidad ha mejorado significativamente: la tasa de escolarización en educación básica es del 90%, y el 87% de la población cuenta con seguro de salud. La tecnología se ha convertido en el eje central del desarrollo del país. Proyectos como «One Laptop per Child» y el despliegue de 4.000 kilómetros de fibra óptica han permitido que Ruanda se posicione como un hub tecnológico en la región. Iniciativas como el kLab, un centro de innovación en Kigali, han impulsado el emprendimiento entre los jóvenes, creando empresas que están liderando sectores clave.

Un modelo similar al de Singapur

Aunque parezca difícil tras haber leído todo lo anterior, Ruanda es un país extremadamente autoritario, una autoridad personificada en la figura de Paul Kagame, que como otras figuras de corte similar, goza de importante popularidad. Cuando un pueblo viene desde los subsuelos en términos económicos y de seguridad, lo que en Occidente parece una masacre a las libertades y los derechos humanos, en otros países pasa desapercibido si a cambio se logra seguridad y crecimiento económico. De este modo, el camino de Ruanda no está exento de críticas.

El Wilson Center advierte que el crecimiento del país ha venido acompañado de restricciones a las libertades individuales. «El Frente Patriótico Ruandés ha asegurado que el país siga siendo, en la práctica, un estado de partido único», señala el informe, destacando casos de represión contra la oposición política y los medios de comunicación. Este enfoque autoritario ha generado un debate sobre si el «milagro ruandés» es sostenible a largo plazo. Mientras que algunos consideran que el control centralizado ha sido necesario para garantizar la paz y el progreso, otros temen que las tensiones subyacentes resurjan si no se implementan reformas democráticas más amplias. Lo cierto es que los avances económicos son incuestionables, siempre teniendo en cuenta que es un país que partía desde muy abajo (lo que genera un amplio margen de mejora).

«El desarrollo económico también ha llevado a mejoras de base amplia en los niveles de vida de los ciudadanos. La pobreza ha disminuido notablemente, la matrícula escolar primaria es casi universal y el entorno empresarial a menudo se jacta de ser el más competitivo de África. Ahora, una serie de corporaciones multinacionales bien conocidas claman por un pedazo de la creciente torta», explican desde el Wilson Center.

La guinda para muchos son los avances en los estándares de gobernanza: la prestación de servicios públicos ha florecido, asegura este think tank. El acceso a la energía era de solo el 1% tras el fin de la violencia, y ahora supera con creces el 50%. Ruanda también se jacta de tener la mayor proporción de mujeres en política de cualquier parte del mundo. El vertiginoso ritmo de progreso ha llevado a muchos en la comunidad internacional a etiquetar al país como «el Singapur de África». Sin embargo, las comparaciones con la ciudad-estado asiática no terminan con la prosperidad económica. El autoritarismo del gobierno ruandés es igual o mayor que la que se ejerce en Singapur.

El descubrimiento del petróleo: un nuevo capítulo

En este contexto de progreso, Ruanda ha recibido otra noticia prometedora: el hallazgo de petróleo en su territorio. Este recurso, que podría convertirse en un motor clave de la economía, llega en un momento en el que el país busca diversificar sus fuentes de ingresos y reducir su dependencia de la ayuda internacional. Según el Wilson Center, «Ruanda está decidida a transformarse en el Singapur de África, combinando crecimiento económico con reformas profundas».

Actualmente, la economía de Ruanda depende en gran medida de las exportaciones agrícolas y minerales, además de su próspera industria turística. Sin embargo, el descubrimiento de petróleo se alinea con la estrategia del gobierno de expandir las fuentes de ingresos mediante la explotación de hidrocarburos y recursos mineros. El gobierno ya ha puesto en marcha medidas para atraer inversión en el sector energético y superar los retos que aún enfrenta, como el limitado acceso a la electricidad. En este sentido, los proyectos de expansión de la red eléctrica y la apuesta por energías renovables son esenciales para acompañar el desarrollo industrial que el petróleo podría desencadenar.

El comunicado publicado este 15 de enero por la Junta de Minas, Petróleo y Gas de Ruanda aseguró que «el análisis en la cuenca del lago Kivu muestra que posee una gran profundidad, aproximadamente 3,5 km, con indicios de la presencia de hidrocarburos. Asimismo, identificó trece (13) bolsas estructurales y ubicaciones potenciales para perforación con el objetivo de confirmar la presencia y naturaleza de estos hidrocarburos… a la luz de estos hallazgos, la Junta de Minas, Petróleo y Gas de Ruanda está buscando actores relevantes y con experiencia para participar en las siguientes etapas de exploración, desarrollo y producción de petróleo y gas en la cuenca del lago Kivu».

Mirando hacia el futuro A pesar de estos desafíos, el optimismo sigue siendo palpable. Según el CEBR, Ruanda avanzará 18 posiciones en el ranking económico mundial para 2039, gracias a un crecimiento anual promedio del 7,1% en las próximas décadas. Este dinamismo económico, combinado con el potencial del reciente descubrimiento de petróleo, podría consolidar a Ruanda como una historia de éxito en África. «Ruanda está dejando atrás su pasado trágico para convertirse en un símbolo de resiliencia y progreso», afirma la UNESCO. Con una visión clara y una voluntad colectiva, el país demuestra que incluso las cicatrices más profundas pueden sanar, y que de las cenizas de la tragedia puede surgir un futuro brillante.

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